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Terraza Mascagni en Livorno Imagenes mediterraneas Imagenes de la costa de los Etruscos, imagenes vistas con los ojos de quien naciò allì. Estas son las imagenes para llevar consigo para siempre.
MIni Iceberg a Ny Ålesund Imagenes de Ny Ålesund (ita), base cientifica de las islas Svalbard, entre Iceberg y osos blancos, una mini Antartida dentro al Circolo Polar Artico.
La Tundra dell'altopiano norvegese El paisaje de la Tundra sobre el altoplano entre Dombàs y Oppdal, largo la ruta E6, en Noruega.
On the road en Argentina Viajar Vivir para viajar, viajar para vivir, éste era un lema muy apreciado por aquéllos que, primero a caballo, y, en la versiòn màs reciente,amaban vivir viajando. Recorriendo los caminos de Europa se descubre que esta filosofìa de vida se extiende siempre màs, se ve siempre màs un mayor nùmero de viajeros. Vìsita la nueva Home Page del tìtulo Viajar.
Festa in Argentina Un domingo Argentino Las generaciones juntas, para festejar con serenidad, con tranquilidad, en paz y con respeto recìproco, el momento del dìa de fiesta.
Flores de Noruega Fotos del mundo!!! Fotografìas, disfruta el instante, que huya o no. La fotografìa cuenta,la fotografìa detiene el tiempo. Para pasar, el tiempo pasa. Lo importante,si ,es vivir. Y navegar. Màs todo puede ser revivido, digamos también renavegado mediante una imàgen, que haya captado al vuelo el instante fugàz.
La pausa tè Noches Articas Al principio nos habìa parecido de estar al punto de hacer una cosa insensata, de no poder contar jamàs a ninguno, por primera y ùltima vez, como siempre. Pero el enorme cansancio era demasiado y el sueño y la fatiga habìan vencido. Pero aùn en el breve tiempo en el que me estaba adormeciendo, tenìa mil dudas. Después la noche volò en un instante, y cuando el rumor del motor de un camiòn me despertò, ya clareaban las primeras luces del alba. Sali del auto y me dì cuenta que en torno a mì, en el estacionamiento, màs o menos en una decena de autos habìan personas que roncaban como troncos!
Escandinavia Emociones ecandinavas Las costas del Mar del Nord,del Mar Bàltico, del Mar de Noruega, las aldeas de Danimarca con sus casitas tìpicas, las mìticas ciudades de Copenhague, Oslo, Estocolmo, luego las grandes llanuras de Suecia meridional, los inmensos lagos, los bosques de abedul y de abetos, las flores agrupadas en salvajes masos, azul intenso o rosado fucsia: cuando se va por primera vez en Escandinavia, después se vuelve siempre, por la irresistible fascinaciòn de la Escandinavia.
Foto de viaje Vale mucho màs una imàgen...   Y después muchas fotos, fotos que cuentan, fotos que fueron vividas, fotos que viven, fotos que reviven, fotos que vuelan, fotos que viajan, fotos que van, fotos que quedan.
El rio Uruguay Calor latino Al otro extremo del mundo, en cambio, palpita el calor de un continente, de una grande y esconfinada Amèrica Latina. Mi experiencia hasta este momento se limita a la Argentina del noreste, al rìo Uruguay, a la fascinaciòn arrolladora de la vegetaciòn tropical, a la luz tropical, y a la poblaciòn nativa, a la mùsica de la Amèrica Latina, la inmensa Buenos Aires, Mar del Plata, La Pampa, la Patagonia, hasta Ushuaia.
Gianni Nigro en Argentina Todo aquello que encontraràn en éste Sitio Viajes, anécdotas de viajes, historias de vida, América, Argentina, Europa, Escandinavia, las Islas Esvalbard, y duespés cuentos de fantasìa y muchos màs todavìa.
El factor Ulisse (ita) Las hipòtesis cientìficas màs avanzadas dicen que en algunos de nosotros, en el patrimonio genético de algunos de nosotros, en el nuestros DNA, exista un Factor, el llamado Factor Ulises, que nos empuja a una bùsqueda perenne de nuevos lugares donde llegar. Pero el Factor Ulises puede, ser entendido también como una sed insaciable de nuevos conocimientos.
En fin, una parte del Sitio es dedicada a cuentos, màs largos, màs cortos, de narrativa, sueltos, desvinculados de éstas dos zonas de la tierra, la Escandinavia y la América Latina, o Sudamérica. Son cuentos escritos por mì, Gianni Nigro, en años lejanos, recientes, actuales. Son cuentos de todos los gèneros y tipos, algunos publicados, otros inéditos. Exprimen sentimientos, emociones, instantes vividos, pueden ser vistos (algunos) como de género literario noir, policial, misterio, también ciencia ficciòn, pero en realidad tienen todos en comùn el sentir humano, este misterio que es el mas grande y profundo de todos: un misterio que se llama vida.

Gianni Nigro - Traduccion de Juanita Trinidad



Villa Quercinettini Villa Quercinettini Oìa, muy atenuada- mente a través de las aguas, las voces de sus padres y aquélla de los jòvenes médicos que se escondìan en la sala de su madre cada vez que lograban escapar a la vigilancia de los jefes médicos.............
Volaba a 120 Volaba a 120 Volaba en la noche.Volaba a 120 por la ruta Aurelia dentro el corazòn negro de la noche. Volaba a 130 dentro el corazòn del otoño.
Leer es vivir En un tiempo vivìa siempre con los bolsillos de mi campera llenos de libros. Mi lema era: «Siempre con el amigo libro!» Ahora se estàn afirmando los lectores digitales, los llamados e-reader, rectàngulos delgadìsimos y livianos que permiten leer cantidades enormes de pàginas, tanto como revistas y los designados e-book, es decir los libros en formato digital. Todo sumado, se puede llevar consigo todo Ernest Hemingway, Stephen King, Michael Crichton, Michael Ende y Julio Verne (tanto como para hacer algunos ejemplos a caso), y también diarios y revistas, todo en pocos gramos de peso. Sì, porqué leer.....es vivir!
La mitica ruta E6 La mitica E6 Cuando se viaja en Escandinavia,inevitablemente se recorre la mìtica ruta E6: una franja de asfalto que corre como un làtigo sobre la columna vertebral de Noruega,llegando hasta el extremo norte del Continente Europeo.
Desde el Ecuador a la Antàrtida
Los viajes en América Latina,en cambio,a este momento llegan a tres,y todos concentrados en la zona noreste de la Capital Federal,en Buenos Aires. Esta inmensa ciudad, la Capital del Tango,màs no solo,valdrìa como ùnico motivo para un viaje en el continente Latinoamericano.Buenos Aires es verdaderamente extensa, no bastarìan años,para descubrir cada rincòn. Casi integramente construìda por manos Italianas,por las manos de los albañiles Italianos que partìeron, en diversas épocas,en oleadas,y encontraban antes que nada en Buenos Aires el primer atracadero.Pero que después se fueron estableciendo hacia el interior, al norte,al sur, al oeste.
En la zona noroeste,en Entre Rios,en las plazas principales, sentàndose a una mesita de la confiterìa, es fàcil todavìa sentirse en Italia,por las caras italianas de los clientes.Pero hablan en español,en castellano,porqué a lo mejor son nacidos en Argentina. Un viaje hacia el Nord,en Argentina,equivale a un viaje hacia el calor, hacia la zona tropical con toda la fascinaciòn que ésto encierra.
El Sur, en cambio,es siempre màs fresco,y en invierno mucho màs frìo,y Ushuaia es la conclusiòn del recorrido como Cabo Norte lo és para la Escandinavia.Es posible establecer un paralelismo entre estos dos itinerarios, pero las cosas,después de todo, son muy diversas.Y lo descubriremos juntos.
Oceanos para navegar
1- Mi primer viaje lo hice en tren, en dos trechos, de Livorno a Florencia y de aquì a Faenza. Me acompañaba mi madre y sobretodo el segundo trecho era una verdadera aventura. La via trepaba tortuosamente a travès de Los Apeninos, un Apenino poco habitado y aùn menos conocido del turismo. La meta era una antigua y vieja casa de campaña perteneciente desde siempre a la familia de mi madre, donde se habìan evacuado de la ciudad durante la guerra y donde después, en los años Cincuenta, se reunìan todos, en el verano. Desde aquél dìa, cada mes de Septiembre, retornàbamos, mi madre y yo. Mi padre, en efecto, no venìa con muchas ganas, no se sentìa particularmente atraìdo de los parientes de mi madre. De todos modos, gracias a una herencia,en el 1956 mi madre pudo comprarse un “Fiatito”, es decir un Fiat 600 y desde entonces el viajecito de Septiembre en Romaña se convirtiò en una aventura automovilìstica.
Eran viajes largos, interminables, primero recorriendo un estrechìsimo camino asfaltado (que costeaba el rio Arno) que unìa Livorno con Florencia y que, propio por la peligrosidad del mismo, venia llamado el Arnaccio. El aliterado “accio” en este caso indica un despreciativo de Arno (rio de la Toscana que desemboca en el mar cerca de Livorno). Después venìa la interminable travesìa de la ciudad de Florencia y al final se cruzaban Los Apeninos zigzageando por las tortuosas curvas cerradas y en salida del Paso del Murallone, Paso llamado asì porque en la cima, propio en el Paso, habìa, y aùn hoy està, una gran muralla al centro de la ruta, hecha construir por el Gran Duque de la Toscana, Leopoldo II, en el 1836. A cada curva en zeta se veìan cruces, en recuerdo de terribles accidentes, y mi madre o ambos mis padres eran bastante turbados. Pero una semana después se volvìa a nuestra Livorno, y eramos nuevamente en casa, con los abuelos, primos y el mar.


2- Siempre en los años Cincuenta y naturalmente con mis padres, hicimos un viaje a Venecia, del cual tengo poquisimos recuerdos. No tenìa ni siquiera cinco años y muchas veces mi madre me contò de los tremendos caprichos que hice en uno de los restaurantes màs renombrados de Venecia, que mi padre frecuentaba dando fin a todos los ahorros que tenìamos, con la esperanza de enganchar la amistad de algùn personaje importante del ambiente del arte. Parece que yo habrìa gritado por una decena de minutos porqué los fideos con tuco no tenìan bastante salsa (era habituado a los fideos condimentados generosamente de mi abuelita) y sobretodo por la costumbre que el vaso con el agua fuera colorado con un velo de vino tinto, y que aquì no fuese suficientemente rojo. Me puse a gritar: “Màs vino, màs vino !!!” Y toda la gente nos miraba, preguntàndose que clase de padres fuesen esos degenerados que daban vino a un chiquillo de cuatro años. El viaje que terminò el perìodo livornese de mi vida fué en enero, en el 1959.
Tenìa casi diez años y no me daba cuenta que una época se estaba concluyendo. No me daba cuenta que aquéllos trescientos diez kilòmetros, que para recorrerlos se empleaba un dìa entero, sobre la milenaria ruta Aurelia, del Paso de la Cisa y de la Emilia, habrìa perdido para siempre la frecuentaciòn diaria de mis abuelos y de mis primos. Pero mi padre, en su testaruda y prepotente voluntad de llevarnos a Milan para comenzar su carrera en el arte, no se ponìa mìnimamente este problema. Los viajes sucesivos, en auto o en tren, fueron siempre a tema ùnico: Milan-Livorno y retorno, con la excepciòn estiva en la casa de campaña en Romaña, donde talvés transcurrìa los dìas màs sereno y tranquilos del año. Eran de todos modos muy lejanos los viajes que habrìan enormemente ampliado mis horizontes.
Por un inexplicable rechazo de mi mente, transcurrì todos los años Setenta y la primera mitad de los Ochenta a volver, en auto o en bicicleta, a los lugares de la infancia, Livorno y Romaña. Luego, al improviso, un casi casual viaje a Munich, en Bavaria, me obligò a descubrir que màs allà de Los Alpes existìa un mundo, inmenso, todo de descubrir. Y el ritmo de las novedades fué rapidìsimo. Berlìn (estaba todavìa el muro, mas bién, los dos muros), Hamburgo, Lubeck, Friburgo, Koln, Kassel. Después de una larga pausa, reanudé mi eterno vagabundeo, y esta vez en grande escala, agregando Holanda y Dinamarca, Francia e Inglaterra, Suecia y Noruega, y finalmente Argentina. Cierto, el mundo es vastìsimo y todo de descubrir, pero los viajes cuestan y la edad avanza. Pero el nùmero y la calidad de las aventuras para recordar y contar son a tal punto tantas, que poquito a poco logregerò en el intento.


Gianni Nigro - Traducido por Juanita Trinidad